El mantenimiento de los radiadores
- Publicado por Minus
- 12/12/2021
Los días fríos se nos han echado encima, esperamos que lo tengas todo listo y hayas hecho el mantenimiento de los radiadores.
Porque son la parte que se va a encargar de dar el calor que necesita cada una de las estancias de tu hogar, y en el caso de que no estén en correcto estado, no solo no te van a permitir disfrutar de la comodidad de la temperatura correcta, es que, además, te va a suponer un quebradero de cabeza, no solo por los problemas de fugas que puedan tener, sino que también conllevará un aumento de la factura, por la cantidad de gas que vas a tener que quemar para intentar mantener la temperatura.
Conseguir verificar el estado de los radiadores es algo que no te va a llevar mucho tiempo y que en muchas ocasiones vas a poder realizarlo con un simple vistazo. Aunque hay partes en las que conviene detenerse un poco más y verificar que el óxido no ha estropeado o corroído las piezas. Es un elemento al que no solemos prestar atención, y solo nos acordamos de él cuando da problemas o falla.
Y eso suele ser cuando tienen aire en su interior, porque el ruido que hacen es bastante característico y suenan cada vez que pones la calefacción el agua caliente comienza a llegar a ellos para calentar la estancia.
No verificar el estado de los radiadores y comprobar que no están en buen estado, pueden hacer que se retrase el arranque de la caldera y tener que contactar con técnicos que tengan que realizar una reparación de urgencia, lo que va a conllevar un gasto adicional que seguro que no tenías previsto.
Además, si los radiadores tienen el mantenimiento correcto, conseguirás alargar la vida útil de cada uno de ellos hasta 3 o 4 años, mejorando también el rendimiento de la caldera, y por supuesto, aumentando la eficiencia energética de tu hogar. Todo ello siempre va a acabar repercutiendo en tu bolsillo, y con las revisiones, conseguirás ahorrar.
¿Qué mantenimiento tengo que tener en los radiadores?
Pues solo tienes que llevar a cabo una serie de inspecciones, tanto visuales como físicas, y realizar pequeñas acciones, que no te van a llevar mucho tiempo y que, por supuesto, van a permitirte evitar disgustos.
Y el mantenimiento más típico y que todos llevamos a cabo a lo largo el invierno, incluso más de una vez cada temporada, es la purga de los radiadores.
Para saber si tu radiador necesita una purga, es decir, expulsar el aire que tiene en su interior, para permitir la entrada del agua caliente proveniente de la caldera, solo hace falta estar atentos cuando arranca la caldera, ya que, si comienza a realizar ruidos, es la opción más plausible.
Para llevar a cabo este mantenimiento del radiador, simplemente debes buscar la válvula que permite la expulsión de gases, y abrirla, con mucho cuidado, ya que puede salir aire muy caliente, y no queremos que te quemes, hasta que salga un poco de agua. En ese momento ya sabes que el circuito se ha purgado.
Aunque no lo parezca, de esta manera conseguirás ahorro en el consumo, ya que la caldera no estará constantemente quemando gas para lograr alcanzar la temperatura deseada.
Otro elemento, al que recomendamos que toquéis para verificar que no tiene ningún tipo de humedad, son las juntas de los radiadores, para evitar posibles fugas o pérdidas de agua. Los lugares más habituales donde suelen aparecer es en la entrada de agua o en la junta situada en la válvula de purga.
Los cambios de temperatura, el tiempo, la luz, pueden provocar un deterioro de las gomas que tienen estas juntas y comenzar con el incesante goteo que provocan esas fugas. Esto puede provocar una caída en la presión, en la caldera, por lo que tocará rellenar el circuito, e incluso, si no la detectamos a tiempo, poder provocar humedades en suelos, paredes o techos de los vecinos.
Si los radiadores son muy antiguos y ya han sufrido con anterioridad alguna fuga, puede que llegue a aparecer óxido, uno de los grandes enemigos de nuestros radiadores, ya que con el tiempo pueden llegar incluso a romperlos, picarlos y tener que deshacernos de un radiador al que quizás le podíamos haber sacado un mayor partido.
Estos suelen ser los casos que más suelen darse en los radiadores de cualquier hogar y que, si tenemos un poco de cuidado, podemos evitar disgustos.